viernes, 24 de junio de 2016

Instantáneas (3): "O rumbo do momento"


Eran días de campaña electoral; o período de goberno radical-cedista, salpicado de corrupcións varias como a do “estraperlo”, rematara. No semanario CLARÍN, “independente de esquerdas”, a esas alturas (20-1-1936) moi escorado cara a esquerda logo das liortas internas da Izquierda Republicana pontevedresa, un articulista que asina como “Equis” escribe sobre o “problema social”. As súas reflexións tiñan por título “El rumbo del momento” e semella que non perderon actualidade.
Deber primordial de toda legislación de un gobierno de izquierdas ha de ser atacar la resolución del problema social en sentido moderno, humano y justiciero.
A lo largo de todo el ominoso e inmundo bienio estraperlista, ha caído sobre los humildes de la clase productora la más desenfrenada e inhumana de las injusticias.
Pueblos enteros alimentándose de raíces y bellotas, igual que cerdos, como así hubo de reconocerlo un ministro de la Gobernación. Desahucio de colonos en masa; jornales católico-cedistas de seis reales diarios; despidos, miseria...
[...] Los cien millones; lo que hiciera falta para remediar el paro, que iban a sacar de donde los hubiera, como con su cínica e irresponsable demagogia pregonó el pseudo exguerrero [ilexible] llorón, no aparecieron para los pobres. No tuvieron tiempo de buscarlos.
Tuvieron, si, tiempo y dinero para llenar las arcas de los grandes terratenientes, de los trigueros, para planear negocios de millones a favor de las todopoderosas Compañías ferroviarias, para elevar los dividendos de la alta plutocracia.
Los feriantes de la cruz, no tuvieron nunca la alegre caridad de anunciar el mejoramiento de la vida de los pobres. Tuvieron, si, la satisfación de anunciar que subía la cotización de los valores en la Bolsa. Los obreros, que revienten, para que ganen los agiotistas.
Todavía hay deficientes mentales que creen en la eficacia de la tiranía para aherrojar las grandes masas sociales. No se dan cuenta de que ni desde el punto de vista del actual sistema, es deseable la depauperación de las masas. En el plano económico, la miseria popular, al disminuir la capacidad adquisitiva de millones de hombres, recrudece la crisis económica, agrava la atonía de la industria y del comercio, y desorganiza la producción.
En el plano político-social, la miseria es germen latente, constante, de subversión y desorden. Hace fermentar el medio en que obtienen su éxito los demagogos y agitadores, y facilita el desarrollo de las más audaces y radicales teorías.
[...] Por eso el verdadero patriotismo nos impele a desear que el problema social sea resuelto de una manera inteligente y mirando al porvenir. El momento decisivo que atravesamos requiere que con serenidad e inflexible firmeza se abra el cauce por donde en forma legal pueda resolverse el problema decisivo de la participación en la riqueza social de las amplias masas populares.
O esto, o vivir bajo el látigo de un estado-gendarme tiránico y agobiado en la tarea infame de hacer argamasa en carne humana en las grietas de unos privilegios anticuados, que al fin y a la postre caerían envueltas en un sangriento y colosal cataclismo.
Y nosotros en nombre de la democracia, pedimos que el problema social se aborde audazmente, con audacia que no rechace, ciertamente, ni el estudio meditado ni la reflexión.

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