Continuamos o
apartado dedicado ao libriño “Unidad de España”. A autora, que
asina co pseudónimo de María de la Peña, chamábase María del
Pilar Cubero Catevilla de Bertrán de Lis e escribiu numerosos
libros: “Angelomanía”, “Conozco una mujer”, “Lucha de
amores”, “Nosotras y ellos”, “Reflejos”, entre outros.
Non faltaron en
Pontevedra exemplos deste tipo de publicacións de ardor patrioteiro,
foi o caso das Lecturas patrióticas para los soldados de España, do
mestre e alcalde de Xeve José Iglesias, a quen lle dedicamos dúas entradas fai anos.
O exército non
podía deixar de ocupar un lugar destacado nas loubanzas e adulacións
neste libro; na carta dirixida ao “Ejército de hoy. Salvador de la
patria” o éxtase da autora acada altas cotas de intensidade:
¡ Oh, vosotros,los que habéis ofrendado la vida a la Patria! ¡ Oh, vosotros, los que caeis en la lucha más gloriosa! ¡ Oh, vosotros, los que continuáis las epopeyas hispánicas! ¡ Oh, vosotros, los que tejéis coronas inmortales de gloria!
Continúan as
“salves” ao exército que, coa súa fe e patriotismo, arrincaba
esta terra bendita ao infame comunismo, certo é que con axudas
importantes pois o ceo estaba do seu lado, polo que “en vez de
navegar, voláis”, cousa que a autora aproveita para dar un
consello e, retomando o xa apuntado na carta a Franco da entrada
anterior, pide calma, que non cheguen de présa a Madrid porque “las
jornadas de esta CRUZADA son de purificación, y las purificaciones
son lentas, si han de ser hondas.”
Para a autora, a
gloria do exército é a de ser exército español, “estar al
servicio de la Patria idolatrada.” O glorioso lexionario, o
glorioso requeté, o glorioso falanxista, o glorioso militar, son
gloriosos porque son de España.
Si así no fuera, ¿dónde estaría vuestra gloria, dónde la nobleza de vuestra causa? El nombre más benigno que se puede dar a un español que no lucha por España es el de traidor, sólo los que quieren romper las cadenas que esclavizan a la Madre, solo esos pueden llamarse hijos.”Ademais, segundo a autora, España é guerreira por tradición, por espíritu de conservación, xa que sabe que só pode vivir defendida por dúas armas: a espada e a fe.
“¡Dios así la hizo, la hizo cuna de soldados aguerridos, porque había de ser cuna de conquistadores y de defensores de la fe!
No pasado, España
salvou Europa do perigo árabe, loitou en Lepanto contra os turcos
liberándoa do novo invasor e agora, aplasta o comunismo e aparta “el
peligro rojo de EUROPA y quizá del mundo.”
Non deixa pasar a
ocasión de apelar aos contos de fadas: España era unha princesa
roubada aos seus e condenada a vivir baixo a tutela de “esa vieja,
asquerosa judía, que tiene tantas garras como hay naciones en el
mundo.” Pero un día la princesa escoitou uns fortes pasos e
un Caballero andante, GENERALÍSIMO de un EJÉRCITO, que por salvarla lo seguía, llegaron a la puerta de su mazmorra obscura, estrangularon a la vieja judía que guardaba la puerta, rompieron el duro cerrojo y sacaron libre a su hermosa princesa, y formando barrera alrededor de ella, provocaron a los hijos de la bruja judía, todos rojos y negros, a que vinieran por ella; y se traba la lucha y pronto tiemblan, y rugen y se alejan, y ella, ESPAÑA, queda libre, perdiendo de vista para siempre a sus duros y sanguinarios carceleros y a la vieja judía de múltiples garras...que ponía espanto. Es libre para siempre y la rodean caballeros en lugar de asesinos ¿Cómo no ha de bendecir a sus libertadores?
Logo desta tenra e
axeitada lenda, só cabía rematar a carta co consabido encadeado de
“salves”:
¡Salve, pues, EJÉRCITO ESPAÑOL, el de las epopeyas grandiosas! ¡ el de los heroísmos legendarios! ¡el de las hazañas inverosímiles! ¡Salve, EJÉRCITO ESPAÑOL, el de las abnegaciones contínuas, el de los sacrificios incontables, el de los holocaustos diarios! ¡ Salve, EJÉRCITO ESPAÑOL DE HOY, el admirable, el generoso, el indomable, el invencible, el...que todo lo puede, cuando como hoy, va con Dios...sigue en tu reconquista y en tus sacrificios...y ESPAÑA será buena por ti! ¡ SALVE, EJÉRCITO DE HOY, SALVE!
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