Non é preciso reiterar que os xuízos militares careceron das mínimas garantías xurídicas; unha delas sería a de poder elixir libremente avogado defensor. Na práctica debían limitarse a elixir dentro dunha lista de oficiais do exército, polo tanto, comprometidos co golpe militar. A maiores, estes oficiais non posuían especial formación xurídica, o que supoñía unha desvantaxe respecto ao fiscal; estaban supeditados xerarquicamente aos membros do tribunal e dispuñan de moi pouco tempo para o estudo do caso e a busca de probas de defensa. Lembremos que, no caso dos sumarísimos, a documentación ponse á súa disposición por un prazo que non podía exceder de tres horas. Habitualmente, limitábanse a solicitar a benevolencia do tribunal e a redución de pena.
Nesta ocasión, o defensor era o alférez de artillería Juan José Astor García de Medrano e implicouse nun grao superior ao acostumado; puidera pensarse que foi debido á amistade co procesado, pois afirma que fora compañeiro seu de instituto.
De todos xeitos non deixa de curarse en saúde ao principio do seu alegado:
[O Glorioso Levantamiento Nacional] libertó a España de las monstruosas garras del marxismo destructor y que las pasiones desatadas dejaron al descubierto bajezas, miserias y crueldades que hacen aparecer a los que hasta hace poco llamábamos hombres, como bestias que tienen que alimentar, con esas nefastas ideas izquierdistas, su inteligencia si se le puede dar tal nombre.
A continuación articula a defensa en varios puntos:
- A declaración dos soldados que detiveran a Germán, que afirman non poder sinalalo como autor.
- As contradicións entre os informes da Garda Civil e da policía, que o encadran en dous partidos distintos ao mesmo tempo.
- Denuncia o apaixonamento dos policías que declaran na súa contra e que non puideran sinalar a identidade dos gardas que lles fixeran as confidencias.
- Sinala que a afiliación a partidos políticos, aínda que fose certa, non estaba penada polas leis anteriormente vixentes.
- No caso de que fose “peligroso agitador” tería que ser sancionado, apercibido ou preso gobernativamente con anterioridade nalgunha ocasión e non o fora, nin sequera en outubro do 34.
Remata a intervención facendo unha apelación de carácter emocional:
Que tengan en cuenta los señores del Consejo que mi defendido al ser hombre solo tuvo la preocupación de formar un hogar al que dedicar todas sus actividades, todos sus cariños, teniendo en la actualidad una niña de corta edad y su mujer embarazada en período avanzado y dos hermanos huérfanos a su custodia, que su familia es de derechas y que solo la fatalidad lo trajo a ese banquillo y que recordando esto que yo acabo de decir se sienta dispuesto a ser benévolo con la desgracia.
Logo da condena a morte, Germán Fernández Gracia dirixe unha instancia (na que se ve a man do defensor) á máxima autoridade militar:
Elevo esta súplica a V.E. para rogarle que tenga en cuenta el ruego de un condenado a muerte, que espera de su reconocida bondad, que sea benévolo conmigo, pues tambien es de Justicia, y me sea conmutada la pena, por las razones que mas adelante expongo.
En estos momentos tan trascendentales para mi, por estar mi vida pendiente de un rasgo de misericordia, quisiera llevar al corazón de V.E. para predisponerlo a mi favor y que no consienta que sea yo el único condenado por los Consejos celebrados en el dia de ayer en Pontevedra. Soy joven sin experiencia casi, y me acusan de ser dirigente, cosa que es absurda dada esa inexperiencia y falta de dotes; en cambio el presidente del Partido Socialista de Cambados y el Alcalde del mismo pueblo, para quien el Fiscal solicitaba la pena de muerte, no han sido condenados por el Tribunal. Sin duda ha habido un error al juzgarme y yo quisiera que V.E. movido por el espíritu de caridad cristiana, se tome la molestia antes de autorizar la sentencia, de revisar el proceso y verá como no hay acusaciones que puedan llevarme a la situación en que hoy me encuentro por culpa de la fatalidad.
La única acusación que contra mi se hace parte de unos agentes de policía, que parece que se han puesto de acuerdo para acusarme ya que son completamente uniformes las declaraciones, y ellos que se han mostrado tan diligentes para acusarme no lo han sido para probar sus acusaciones. Dicen haberme visto decir a unos guardias de seguridad de servicio en el Gobierno Civil que deseaba armas para armar a la gente, ¿pero por qué no dicen quienes eran esos guardias?.... Sencillamente porque no pueden por no ser cierta esa acusación. La plantilla de guardias en esta ciudad es muy reducida, el número de los que entran en servicio en el Gobierno Civil mas aún y sin embargo esos agentes que conocen a todos los guardias de seguridad no son capaces de señalarlos para que vengan a acusarme. ¿Es que por el libro de turno de las guardias no podía saberse quienes eran?...¿Por que tampoco han citado un nombre de los supuestos grupos en que según ellos actué de enlace? Hay que hacer notar que los citados agentes decían que eran de mi ideología. De modo que parece desprenderse de esta afirmación que los conocían cuando sabían su manera de pensar, y sin embargo tampoco citan a ninguno. ¿Por qué esos agentes que para acusarme a mi se muestran tan activos no demuestran su actividadd para acusar a mis inventados cómplices?....Sencillamente porque no existen.
Se me acusa de haber estado en el Gobierno Civil, y sin embargo los testigos que han desfilado en el acto del Consejo, han declarado no ser cierto. Don Basilio Moret en cuya oficina trabajaba yo, dice que yo asistí el día de los sucesos a la oficina normalmente, y los restantes testigos afirman que el citado día estuve paseando con ellos por otros lugares hasta que se produjeron los primeros incidentes, marchándonos cada uno a nuestra casa. Todos declaran que yo no he sido nunca extremista y mucho menos peligroso. Yo he pertenecido al Partido de Izquierda Republicana, o sea que yo he sido republicano pero nunca marxista y mucho menos sindicalista. Ni siquiera pertenecía al Sindicato de mi profesión, el de banca y oficina.
Tal vez la causa de estar yo afiliado a este partido, haya sido no tener unos padres que me hubiesen dado buenos consejos (soy Huérfano desde que era un niño), y yo que he tenido que buscarme la vida por todos los medios que me fué posible para lograr el sustento de los míos, he sido arrastrado por las predicaciones de los verdaderos dirigentes que para lograr mi adhesión no han vacilado en hacerme ofertas de empleos que retrasadas unas tras otras, me han conducido a que puedan considerarme traidor a mi Patria. Sostengo un hogar con mi mujer, un hijo y otro que está para venir al mundo, dos hermanitos míos huerfanitos confiados a mi custodia, y mis dos suegros ancianos a los que también sustentaba. V.E. sin duda, aún no sabiendo lo que es la vida en estas circunstancias, podrá suponer los apuros que he tenido que pasar en estos tiempos atroces en que solo tenía derecho a la vida los que estaban con los gobernantes. ¡No permita V.E. que el día de mañana puedan recordar mis hijos, que su padre murió bajo la acusación de ser lo que nunca fué ni tuvo intención de ser! Un mal español. Eso es horrible para mi.
Ya mi defensor en su defensa hace constar a que fué motivada la chiquillada que motivó mi expulsión de la escuela de marinería de Marín. Yo entonces era un verdadero niño (ahora tengo 26 años) y en cambio cuando fuí un poco mayor serví en el arsenal de Ferrol, para cumplir mis deberes militares; estuve como amanuense de la Habilitación, luego pasé a la escuadra donde presté los mismos servicios con el beneplácito de mis superiores, hasta que trasladado al Blas de Lezo, y naufragado este barco me reintegré a la vida civil, sin que en todo el tiempo que estuve en filas hubiese sido amonestado por mis superiores como lo demuestra la cartilla militar y los informes que de ello pueden dar las distintas dependencias en que estuve.
Una razón, falsa en absoluto, en que se funda la policía para tildarme de sindicalista es que desempeñé el empleo de encargado de un kiosco de periódicos en la estación. La necesidad me empujó a buscar este empleo, pues no tenía ninguno, pero nadie me exigió pertenecer a determinado sector. Además no creo que sea condición precisa para ese empleo el ser sindicalista. Yo durante el tiempo que estuve allí he vendido toda clase de periódicos (el Debate, El Siglo Futuro, El Liberal...etc), como se puede demostrar por una información pública. Tampoco hice ningún desfalco, pues tengo toda la documentación en regla a disposición de quien quiera comprobarlo. Que se pida informe sinó a los Juzgados de aquí a ver cuando he sido apercibido por alguno de ellos.
Quisiera también que se pidiesen informes de la Alcaldía para ver si yo he tenido alguna vez mala conducta. Sobre el mismo extremo, pueden informar los vecinos de las calles que habité yo. Figueroa, Sarmiento y Plaza de la Constitución.
Este sería el medio de esclarecer el hecho de que se me acusa sin justificación alguna de él, y yo me vería libre de esta ignominia que hoy me atenaza.
Siempre he sido enemigo de la violencia, jamás he sido detenido por la policía, ni he sido procesado, ni multado, y por eso la policía no habla sobre ese extremo. Por tanto soy opuesto a la resistencia que otros engañados opusieron a la acción libertadora del Ejército Español, que estoy convencido procurará al trabajador mas bienestar que la Dictadura. Yo he leído en la prensa hablar a los ilustres jefes del Ejército, ofrecer clemencia para los engañados que no hubiesen cometido algún crimen y castigo para los dirigentes que se lucran con la sangre derramada por los trabajadores. ¿He cometido yo algún crimen? Yo confío en esas promesas de clemencia y espero que para mi la habrá, como se que la hubo para otros aún en esta misma cárcel de Pontevedra, y que a mi lo mismo que a ellos se me comunicará el indulto.
Yo así lo espero en nombre de unos niños sin mas amparo que yo, de mis pobres hermanitos y del resto de mi familia, que siempre fué de derechas, tengo dos tíos curas fuera de Pontevedra. Y sobre todo lo espero de catolicismo y en nombre de la justicia que debe regir todos los actos de la Nueva España. Por esa España Grande, y que lo será mas cuanta menos sangre se derrame de sus hijos engañados.
Con todo respeto le pido nuevamente a V.E. que se digne ejercer la prerrogativa de proponer mi indulto a el digno Jefe del Estado.
Gracia que espera conseguir de V.E. el condenado.
Cárcel de Pontevedra a 11 de diciembre de 1936.
O informe do auditor oponse ao indulto e reafírmase en que se trata dun suxeito extremista, militante moi activo, destacado organizador con índice de acusada perigosidade.
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